sábado, 26 de abril de 2014

Ética.

Siempre que se mira hacia otro lado, se gira la cara, hay una falta de ética. Siempre que se ocultan verdades o se cuentan mentiras manipuladas hay una falta de ética. Siempre que uno justifica actos de cualquier persona por puro fanatismo, hay una falta de ética. Siempre que se dice una cosa para agradar y callar bocas a unos cuantos y más tarde no se corresponden las palabras con los actos, hay una falta de ética. 
Después de esto, reflexionemos, porque tenemos para rato, yo el primero, ¿realmente hay tanta ética como pensamos en el toreo? Cada día veo ganaderías enteras que se van al matadero porque el ganadero no encuentra mejor salida a sus productos. Me apena, y me hace pensar, pensar que quizá se es muchas veces más egoísta de lo que hay que ser. Es un egoísmo irracional el que gobierna a muchos. Me apena saber que el futuro de la tauromaquia está en sus manos. No solo me apena, sino que me aterra. Me aterra la sola idea de que por capricho, y sin derecho, unos pocos acaben con la mayor joya de todo esto, el toro. Ante todo respeto al torero, por hacer lo que hace, por ofrecer sus muslos a los pitones cada tarde, le admiro y le envidio, por ese valor seco que le caracteriza, pero eso no resta mi pasión por el toro bravo. Ni merma mis facultades críticas, porque parece que últimamente se ha puesto de moda eso de no criticar a los de arriba, bajo ninguna circunstancia, digo yo -quizá me equivoco- que por muy arriba que uno esté no deja de ser humano, y por tanto, no deja de equivocarse. 
El mayor error que se ha cometido, ha sido el de apodar al "toro artista", pues perdónenme, pero no me siento identificado con ello, el toro tiene que ser bravo por derecho. El toro es el que debe transmitir la emoción, la verdad al toreo, es el centro de la fiesta y ya me da igual el encaste que sea, lo único que pido es que se quiera comer los engaños, que me ponga la piel de gallina, que me haga levantarme del asiento sin pensármelo dos veces, que me haga sentir que luchar por esto vale la pena. Sólo pido que haya más verdad. Sólo pido ética, no pido nada del otro mundo, pido simplemente, algo humano. Sólo pido que se admire al toro y se ensalce al torero capaz de ofrecerle la femoral, de ahormar la bravura, de acoplarse al toro. Sólo pido que en un mundo tan tradicional no se nos olviden nuestras raíces, sin dejar de lado la modernidad. Pero que la modernidad no implique atentar contra la integridad del toro y su diversidad en la cabaña brava. 
No creo que pida tanto. 


Javier Comos

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