martes, 22 de octubre de 2013

Historia tercio de banderillas

Así como el primer tercio tiene como finalidad el castigo y quebranto del toro, el segundo tiene como fin reanimarle o alegrarle, excitándole sin restarle fuerza, pero esto no se cumple del todo por el excesivo numero de capotazos y recortes que recibe, aún así el arponcillo hace su función. 
En un principio, cuando no se diferenciaban los períodos de la lidia se clavaban de una en una, estamos hablando del año 1726, cuando se publica la cartilla de Novelli. En el resumen de la cartilla de Osuna hecho por García Baragaña, publicado en 1750 se habla de ambos sistemas de banderillear, por esto podemos decir que en esta fecha se alternaban ambos métodos. 
Cuando Carnicero hace grabar su serie de suertes del toreo, en 1790, no solo se colocaban a pares sino que formaban un período de la lidia perfectamente diferenciado. 
El cometido de banderillear está encomendado a los peones, a quienes también se les llama banderilleros, aunque a veces con carácter de lucimiento lo realiza el espada. Los subalternos antes guardaban un orden de antigüedad pero no se le ha dado la importancia como en otras suertes. 

El numero de pares que se debian colocar estaban, como toda la lidia, al arbitrio del magistrado, pero no se sabe exactamente cual es el numero aproximado. El primitivo reglamento de don Melchor Ordoñez tampoco da luces sobre este extremo. El de 1880 aporta una disposición curiosa que dio lugar a conflictos, se repetia la suerte cuando un compañero de tanda se retrasaba. 
El reglamento de 1917 todavía conserva este precepto, aunque confiando al director de lidia y al presidente decidir si se corria el turno.
El de 1923 habla por primera vez del numero de pares que debe ponerse a cada toro, en su artículo nº 74, pero dice que sigue quedando al arbitrio del presidente. Aunque el reglamento vigente tampoco habla del numero concreto, la costumbre ha hecho que se pongan tres pares, o seis banderillas, si se cae alguna se le pone otro par.
Las posiciones deben ser las siguientes; el matador debe estar en la barrera y el matador mas antiguo debe situarse en el centro del ruedo al cuidado del banderillero que cita, y el más moderno a la salida del par, para cortar el viaje de la res. No presenta ninguna particularidad este tercio cuando se colocan banderillas de fuego, por eso han sido discutidas tanto. 
También dentro de los toros han habido taurinos en contra de las banderillas por considerarlas ineficaces y alegando que se descomponen los toros con las vueltas y capotazos.


Javier Comos (@duquecomos) 

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